viernes, 24 de junio de 2011

30 de junio.


 A la mañana siguiente me pasé gran parte del día escribiendo. A pesar de todo es algo que amo hacer, y ahora es como si empezara desde el principio. ¡Vamos, qué prácticamente es así!
 En cambio, Bruce se ha pasado todo el santo día de un lado para otro, haciendo llamadas y yendo a comprar cosas. Hoy se ha parecido mucho a Kevin, quizás demasiado.
 Y Kevin…Kevin ha estado conmigo, acompañándome en este viaje.
 Es algo que le gusta mucho hacer. Mientras escribo, aunque sea a ordenador o a mano (casi siempre a mano, es algo que me resulta más natural que a ordenador) mira por encima de hombro, o incluso hace alguna sugerencia, cosa que me encanta, pues Kevin siempre hace sugerencias que son acertadas, y si no lo son las discutimos, cosa que es agradable.
 Y esto se debe a que él lleva en su alma muchos recuerdos de aquella época, son sus recuerdos, cosas que él vivió hace ya demasiados años.
 También es porque nos compenetramos bastante bien. Él me entiende en esto, y yo me alegro por ello. Es más, podría decirse que es como un hilo que voy trazando poco a poco, con el paso del tiempo y con la ayuda de Kevin y de Bruce. No sé por qué, pero tengo el presentimiento de que siempre será así, para lo que nos quede de eternidad, si es que se la puede llamar así.
 La eternidad es algo muy extraño. Pero algo que todavía nadie ha logrado superar. Nadie ha vivido eternamente todavía, pues la eternidad no tiene final. Si alguien logra llegar al final de la eternidad, entonces es cuando estaremos seguros de haber superado la eternidad. De todos modos eso es para nosotros un concepto ajeno, al menos por ahora.
 Kevin y yo lo hemos discutido a veces, mientras Bruce iba y venía en sus extraños viajes, de los que no nos dice nada. Al menos no por ahora, pues él asegura que no va a ser tan rácano como su hermano, que luego nos lo contará todito todo.
 ¡Más le vale, o si no juro que le obligaré!
 Yo pienso de la eternidad lo que acabo de decir. Kevin, en cambio, no cree demasiado en la eternidad, pero le importa muy poco. Disfruta de su vida de vampiro, tratando de no pensar en la parte oscura de su pasado. Bruce en cambio cree totalmente en ella, desea llegar a su final, o a su no final, pues se supone que si es eternidad, entonces no tiene final, ¡sino es que no sería eternidad! En parte tiene razón, la verdad.
  Madame Giselle tiene una opinión más cercana a la mía en cuanto a la eternidad. A los demás no les he preguntado todavía. Prácticamente es que no ha habido tiempo, pero a la mañana siguiente decidí que se lo preguntaría.
 Kevin, a pesar de que estuvo casi toda la mañana ayudándome, también se dedicó a hacer otras cosas. Trabajó un poco en su invento y estuvo leyendo una novela de filosofía, de Epicuro. Yo aún no he leído nada de Epicuro, por lo que su filosofía, aunque la entiendo cuando Kevin me habla de ella, me resulta ajena. Extraña. Tengo el presentimiento de que tiraré más por Pitágoras o Aristóteles, quizás por Schopenhauer.
 Sólo paré de escribir para leer un poco, charlar con Kevin, alertar a Bruce o tomar alguna que otra copa de sangre. ¡Cuánto me cuesta acostumbrarme a la sed! A cada poco siento como ese fuego me quema la garganta.
 Y es odioso, pero extrañamente justo. Soy una asesina que siente el fuego en su garganta, con la sangre humana como única promesa para saciar semejante sed.
 ¡Vaya, no debería haber escrito de nuevo la palabra sangre! Despierta en mi interior muchísimas cosas.
Así que iré a lo que iba. Al anochecer fui a casa de Madame Giselle junto a los chicos. Anette y Jacqueline me arrastraron al piso de arriba para enseñarme algo.
 Y para hacerme algunos arreglos en el pelo.
-Hay que hacer algo con ese pelo. Es bonito, por supuesto, pero pareces la Bella Durmiente recién salida de su tumba.-dijo Jacqueline, cogiendo uno de mis bucles rubios y toqueteándolo.
 Me miré al espejo de la habitación y sonreí sin poder evitarlo. Desde luego, lo parecía. Mi rostro perfecto, junto a aquel cabello rubio, ondulado y con aquellos bucles, me daban el aspecto de princesa de cuento. Más concretamente, el de la Bella Durmiente, versión vampírica.
 Jacqueline y Anette me sentaron en una silla, mientras yo contemplaba aquella habitación con curiosidad. Era hermosa, pintada de un color verde claro, pero elegante, y con muchas estanterías.
 Había muchos cuadros antiguos, de la época de la Revolución Francesa, y mesitas en las que había figuritas antiguas y cajas de música que eran sencillamente preciosas. Y enfrente de mí, el espejo.
  Anette y Jacqueline son unas artistas en esto del peinado, pues sus manos hábiles, sin pinzas, ni siquiera un peine o un cepillo, lograron arreglarme el pelo y dejarlo con un peinado que aumentaba el brillo de mi radiante pelo. 
 Llevaba unas ondulaciones preciosas, que en parte me seguían dando el aspecto de la Bella Durmiente (debido a que conservaba los bucles rubios) pero las nuevas ondulaciones de mi pelo le quitaban lo poco que le quedaba de liso, dándome un aspecto más exquisito. Sonreí encantada.
-Gracias de verdad, chicas.
-No hay de qué, Paula, aunque no tienes por qué darnos las gracias.-dijo Anette.-Eres nuestra hermana, y sé que tú harás en su momento lo mismo por nosotras.
-Desde luego que sí. Eso…cuando aprenda a hacer estas cosas.-dije toqueteándome uno de los bucles. ¡Era tan natural!
-Ya aprenderás, es tremendamente fácil. Es más, podemos explicártelo ahora mismo para que sepas hacerlo tú sola.
 Dicho y hecho me lo explicaron. Era mucho más fácil de lo que me esperaba, la verdad. Las miré asombrada mientras me lo explicaban, y no pude evitar sentirme maravillada por la magia de las cosas sencillas. Al menos sencillas para nosotros.
-¡Guau!-dije sin poder evitarlo-¡Es tan fácil!
-Tú ahora intenta explicárselo a una humana. Y obsérvala mientras intenta hacerlo, ¡nos reiríamos un rato, la verdad!-dijo Anette, echándose a reír.-Yo lo hice más de una vez, cuando tenía cincuenta años.
-Y antes, Anette.-dijo Jacqueline.
-Cierto, pero no es que quiera recordarlo demasiado, la verdad. No son recuerdos espantosos, pero simplemente es que no quiero recordarlos.-dijo Anette, encogiéndose de hombros.  
 Yo solté una risita, maravillada.
-¡Ay que ver lo maravillosa que es la magia de las cosas sencillas! Con un poco de lógica se pueden hacer un poco de cosas.-¡me parecía algo tan nuevo, y tan maravilloso! Era como si nunca hubiese conocido semejante definición.
-Con el tiempo irás viendo que esa magia puede aplicársela también a los humanos. Pero la mayoría son lo bastante idiota como para no verlo.-me explicó Jacqueline, mientras yo me levantaba de la silla.
-En el fondo me alegro, la verdad. Es más fácil para nosotros.
-Y más aburrido.-rezongó Anette. –Pero eso cambiará con el tiempo, ya lo verás.
-¿Estás segura?
-Sí. Pero eso es algo de lo que hablaremos más tarde. Tenemos que irnos, todas, los chicos nos esperan.
-Ay, los hombres…-dijo Jacqueline.

jueves, 25 de marzo de 2010

Harry Potter...amén

-Creyente: ¡Pero es que Dios sí existe!


-Yo: ¿Tienes pruebas?

-Creyente: ¡¿Pruebas?! ¡Mira a tu alrededor, mira las maravillas que Dios ha creado!

-Yo: Amh... no, las creó Harry Potter.

-C: ¿Eh?

-Y: Sí, las creó Harry Potter. Un día hizo un hechizo y creó todo el universo.

-C: ¡Claro que no, Harry Potter es un personaje ficticio, NO EXISTE!

-Y: Sí existe, mira (saco un libro de Harry Potter de la mochila).

-C: ¡Pero eso es ficción, ese es un invento del hombre!

-Y: Sí, igual que la biblia.

-C: ¡Claro que no, la biblia la escribió Dios!

-Y: Amh... no: la biblia la escribieron Mateo y Juan y no me acuerdo quién más. Y eso según lo que dicen, porque he investigado y resulta que de lo que se supone que escribieron aquellos hombres poco queda en la actualidad.

-C: Pero la escribieron en nombre de Dios.

-Y: ¡Pues por eso! Harry Potter fue escrito en nombre de Dios por J. K. Rowling.

-C: Dios mio, que estupidez dices. La biblia es el único libro que dice la verdad de Dios mismo.

-Y: Jajajajaja. A ver, ¿tú has hablado alguna vez con Dios?

-C: Claro que sí.

-Y: ¿Se te apareció o cómo?

-C: No; habló dentro de mi corazón y mi cabeza.

-Y: Pero entonces no te habló literalmente.

-C: ¡Claro que sí!

-Y: ¿Tienes alguna prueba aparte de lo que tú "sentiste"?

-C: No, pero no me importa lo que tú pienses, sino lo que yo sienta.

-Y: Pues por lo mismo: a mí no me importa lo que tú pienses: Harry Potter existe, sólo que no te lo puedo demostrar porque es algo que únicamente yo siento dentro de mí.

-C: ¡Pero es que no puedes poner al maguito ese a nivel de Dios! ¡DIOS ES DIOS!

-Y: Pues yo digo lo mismo de Dios. ¿Cómo puedes poner a un personaje del que no tienes prueba alguna de que existe al nivel de Harry Potter, que tiene muchos más libros y películas que la biblia de tu Dios?

-C: ¡Pero es que Dios sí existe!

-Y: A ver, pruébamelo.

-C: ¡Voltea a tu alrededor! ¡Mírate a ti mismo!

-Y: Pues no: vas a ver que todo lo creó Harry Potter con su magia y sus pociones.

-C: ¡Claro que no, lo creó Dios! ¡En la biblia lo dice! En los libros de Harry Potter no dice que él creó nada, dice que sólo es un mago cualquiera.

-Y: Esa es sólo una interpretación. Ya te dije: tú no puedes entender completamente los libros porque no eres más que un simple muggle, una persona cualquiera que no puede entender las maravillas del mundo de la magia.

-C: A ver, entonces pruébame que existe Harry Potter.

-Y: ¿Probártelo? ¡Mira a tu alrededor, caray! ¡Todo lo creó Harry Potter!

-C: ¡CLARO QUE NO, LO CREÓ DIOS!

-Y: No es cierto, lo creó Harry Potter.

-C: A ver, ¿en qué parte de los libros dice que Harry Potter existe?

-Y: En todo el libro, sólo que, como ya te dije, tú no ententiendes los libros: en ellos viene la verdad de todo. Sin embargo, tú eres un muggle y el mundo de los magos y de la verdad es incomprensible para ti.

-C: ¿Pero es que cómo puedes comparar a la biblia, que existe desde hace casi 2,000 años, a los librillos de Harry Potter que no tienen ni 10 años y que sólo son un producto de marketing para niñitas tontas y homosexuales descarriados?

-Y: Por el contrario, ¿cómo puedes comparar a la biblia, un libro del que en la actualidad no hay ninguna certeza ni de la fecha en que fue escrito ni quién lo escribió a los libros de Harry Potter, que sabes quién los escribió, cuándo los escribió y hasta dónde? Y eso de que son libritos para niñas y homosexuales, pues en mi opinión la biblia sólo se la cree gente estúpida e ignorante que se cree todo lo que le dicen y a la que no le gusta razonar ni un poco. Gente cómoda, huevona y crédula, pues.

-C: Que ofensivo eres, la verdad. Me parece penoso que compares un libro sagrado con una serie de libruchos estúpidos hechos para gente idiota a la que usan sólo para obtener dinero.

-Y: Pero es que eso hace la biblia contigo, caray. La usan para lavarte el cerebro, darle sentido a tu vacía vida y aprovecharse de ello para que des limosnas. Además el Corán es también un libro sagrado, por lo que la religión del islam sería la verdadera.

-C: Claro que no, el Corán no cuenta. En la biblia se habla de las falacias que el hombre inventará para desprestigiar la palabra de Dios y...

-Y: ¡No, eso lo dicen los libros de Harry Potter! Hablan de que habrá personas que, en su ignorancia, creerán otras tonterías que les digan por ahí y que...

-C: ¡Aaaaaaaaaaah, es inútil platicar contigo! ¡No entiendes las cosas!

-Y: Bueno... ¡Harry Potter te ama!

miércoles, 6 de enero de 2010

29 de junio

Volvimos a casa tras haber hecho otra buena caza. Tres jabalíes y un puma. Es el primer puma que he cazado, y desde luego ha sido lo más divertido cazarlo. Da mucho juego. Quizá la próxima vez cace un oso...











Volvimos a casa y Bruce vino con nosotros enseguida.


-¿Y los demás?


-Se han quedado allí hablando. Yo estaba cansado-dijo jocosamente


Fingió que bostezaba y con la energía de siempre le quitó a Kevin su última pieza.


-¡Eh, tú, devuélveme eso!


-Oblígame...-¡Ah, Paula, por cierto! Dice el doctor que cuando te serenes que vayas a hablar con él. Para convencerte de que unas al vegetarianismo. Piensa que tienes talento para aguantar.






Sorprendida, les pregunté.


-¿Y vosotros?¿Pensáis vosotros que podría aguantar?






-¿De veras te lo estás pensando? Tal vez sea por el hecho de que aún no eres una máquina de matar...una asesina ansiosa de sangre tal como lo fuimos todos...casi nunca...


-Eso... casi nunca.














-Dice Madame Giselle que tú podrías haber salido igual sino fuera por....


-Calla.


Bruce cambió de tema enseguida. Todos sabíamos lo dolorosa que era su historia.


-Entonces, ¿qué decides?


-No sé, yo no me veo capaz de aguantar...-dije, recordando el olor de la sangre humana. El olor de María.-se me hace la boca agua sólo de recordar...


Eché la cabeza para atrás, me volvía a arder la garganta, ¡y acababa de volver de la caza!


-Iré a hablar con él por la mañana, pero a decir verdad yo no me siento capaz de aguantar...-me toqué la garganta…


-No te preocupes, todos sentimos esa ansia al principio. Con el paso del tiempo se pasa.


En cuantito que me dijo eso salí corriendo a la cocina.


-Desde luego no sé para qué demonios tenemos cocina...-iba diciendo mientras buscaba entre las encimeras- su casi nunca la usamos...


-Pues eso, ¡por si acaso!-Kevin encontró una copa. Sabía lo que quería. Cogió otras dos copas.














Y yo encontré la sangre. Me serví y me subí a la mesa copa en mano.






Dando vueltas como una bailarina...


-Esto....creo que deberías cambiarte....


-¿Cambiarme? ¿Por qué?


-¡Mírate!


Mientras Kevin le lanzaba una mirada de petulancia a Bruce me eché un vistazo por el vestido.


Me eché a reír, estaba todo roto, tenía cortes poe todos lados y dejaba bastante a la vista. Me lamí unos restos de sangre que tenía el vestido mientras preguntaba.


-¿Ahora me avisáis?






-Esto....lo siento...-se hicieron los avergonzados pero se les veía en las caras el por qué. Me eché a reír y corrí a cambiarme.






Me probé el conjunto francés, el rojo claro y me quedé con ese. Ya sé por qué Alice me había comprado tantísima ropa. Espero que éste me dure un poco más.


Bajé con el nuevo conjunto y miré a los chicos.


-Mucho mejor...


-Mentiroso.










-Pues claro que estoy mintiendo. ¿Cuándo me has visto hablar en decente?


-Yo que se...¿en el año 1952?


-Siempre pienso que deberías haber nacido francés. Eres demasiado fresco.


-Como una lechuga-me quitó la copa vacía y la volvió a llenar, para bebérsela él.


Luego la tiró al suelo y salió corriendo de la casa.


-¿Adónde va?


-A dar un...paseo diría yo. No solemos quedarnos en casa por la noche, ¿vienes?.dijo en una falsa invitación. Me obligaría si era necesario.


-¡Claro, si me coges!-dije corriendo tras Bruce.


Bailoteé en los árboles, ´subiéndome a los árboles e inventándome una danza mágica. Mágica como la llamó Bruce después.






La noche es una diosa joven


que nos ofrece espectativas ocultas


en su manto de oscuridad


la oscuridad que llena de luz el mundo


sumergiéndonos en aquel círculo vicioso de amor


de secretos y de peligro....


siente la euforia, ¿la sientes?


¿Sientes como te evuelve?


Era divertidísimo correr, corrimos por tiempo indefinido, iban pasando los árboles, áboles y más árboles y sentíamos la respiración de la fauna dormida. Podría decir que incluso las plantas dormían.Pero algunas nos veían, podía sentir como nos vigilaban...


-¿Adónde vamos, Bruce?-le preguntó Kevin con total claridad.


-A un sitio nuevo que encontré ayer por la mañana.


Le seguimos por tiempo indefinido, hasta que no detuvimos en un claro que debía estar a no sé cuantos kilómetros de nuestra casa.


Bruce corrió, fue nada más llegar y lanzarse de cabeza al agua con la ropa puesta.


Entonces recordé el viaje que hicimos desde España hasta aquí. No podíamos coger el avión, por supuesto por mi condición así que tuvimos que nadar. O mejor dicho, bucear, porque estuvimos bajo el agua todo el tiempo. Sumergidos casi en lo más hondo y solitarios, porque hasta los tiburones huían al vernos pasar. Y como no necesitamos respirar......






-¿Y si...cogiéramos el agua...y la convirtiéramos en hielo?-dije metiendo una mano en el agua. Deliciosamente fría, totalmente natural a mi mano y a mi piel. -caerían como trozo de cristal bajo esta luna... La rara luna.


-¿La luna frikie?-me susurró Kevin al oído.


-Se ve que no estás muy acostumbrado a esa palabra


-Cuando has viajado tanto como nosotros te acostumbras a esas palabras raras. A compás me levantó, pegado a mi espalda me levantó graciosamente, con elegancia.


El viento daba una leve brisa, una leve brisa que me daba la nariz que acuciaba todas las noches, en una deliciosa rutina estival eterna.


Paso para delante, paso para detrás, por un momento pensé que me iba a empujar al agua.


Pero me atrajo hacia él, y luego bailamos con gracia por la orilla del lago.


Era una noche preciosa, la luna se reflejaba de manera encantadora en el lago.


Bruce nos miraba, entre risas, planeando algo. Sus ojos iban de un lado para otro, en el agua, mirándonos fijamente. Había que verlo, algo planeaba. Estaba más claro que el agua cuando ponía esa mirada, cuando sus ojos brillaban de esa forma. Tan…¡traviesos a la luz de la luna!


Nosotros seguíamos bailando, era como si volásemos, como si formásemos parte del viento, de la hermosura de aquel lugar. No es que nos confundiéramos ni fuésemos parte de él ni que tampoco nos acogiese. Era una paz extraña pero agradable, muy pero que muy agradable. Tan agradable que hasta que me daban ganas de cantar.


Es más, Kevin se puso a cantar. Pero se puso a cantar en un idioma que yo no conocía…pero que sin embargo reconocía, de alguna forma… seguí sus palabras, las pronuncié, yo diría que casi a la perfección, pero sin sabes lo que significaban. Aunque una parte de mi mente me decía que pronto lo sabría. La voz de Kevin era exquisita y deliciosa, y cuando lo decía en aquel idioma… sabía que mi corazón habría latido un poco más rápido de la delicia que sentía. Eso, si mi corazón latiese.


El viento se levantó un poco más mientras dábamos vueltas, saltábamos, girábamos, nos movíamos al son del viento…como si provocásemos nuestra propia música….una música propia y rápida. Eso es lo que él decidió. Me guiaba al ritmo de todo ese extraño y hermoso camino. Entonces, de repente, al poco rato, no nos dimos cuenta de que nos habíamos acercado peligrosamente al agua. Tan al borde que suerte que prácticamente volábamos sobre él. Y entonces una ágil sombra se cernió sobre nosotros tan rápida como el viento y se abalanzó sobre nosotros. ¡Haciéndonos caer al agua! Ni siquiera nos dio tiempo a gritar ni a nada por el estilo, caímos al agua, que nos recibió con un estrepitoso ¡plash! Kevin emergió a la superficie de inmediato, seguramente para darle una buena galleta al culpable, Bruce…que se reía como loco. Pero yo no me molesté en hacerlo. Me fui hundiendo más y más en el agua, como una sirena, para observar todo lo que había allí. Todo lo que veía era precioso. Las numerosas coralitas que encontraba por ahí, de diversos colores, caían al suelo cuando las tocaba, pero luego aparecían más y más….parecían interminables.


Nadé más hondo, y me iba encontrando con más cosas, aunque el espacio se me estaba estrechando sobremanera, hasta que llegó un punto en el que tuve que escarbar un poco para poder pasar.


Por suerte encontré un túnel secreto que me daría la posibilidad de pasar, de explorar lo que había allí, de descubrir todos aquellos secretos que contenía aquel lago.






Pero decidí esperar a los muchachos. Si es que dejaban de discutir. Por un momento pensé en la posibilidad de emerger a la superficie, pero me lo pensé mejor.., así que ascendí hacia arriba nadando rápidamente, al estilo mariposa no…nadé al estilo que yo llamé estilo sirena. No porque pareciese una sirena (qué creo que lo parecía) sino porque de hecho…me sentía como tal. Suerte que los vampiros no necesitábamos respirar. Aunque solíamos hacerlo por costumbre. Al menos yo lo hago, y Kevin y Bruce también.


Hablando de ellos…llegada casi a la superficie los observé durante unos segundos. Seguían discutiendo, como siempre. Conteniendo una risita (en el agua era muy fácil) le agarré por los pies a uno de ellos y haciendo fuerza lo sumergí en el agua con facilidad. Con tanta facilidad como si estuviese cogiendo un globo. En parte porque no se lo esperaba (porque ambos eran fuertes) y por otra porque yo soy una neófita, y al ser una neófita se supone que tengo más fuerza que ellos dos, al menos hasta que cumpla el año. Y aún más porque mi sangre no estaba precisamente débil cuando me convertí.


Aunque aquello había acrecentado el dolor sobremanera…mejor que no siga escribiendo sobre el dolor, porque me entra algo de pánico al recordarlo. No mucho, pero si algo… de todos modos puedo olvidarme enseguida de ello recordando la risa que me dio cuando Bruce dio un respingo de la sorpresa al verme, al verse sorprendido. Le hice un gesto para que me siguiera al fondo de aquel lago (y para que dejaran de discutir un ratito) Entonces yo comencé a bajar mientras ahora era Bruce el que le tiraba a Kevin del tobillo para que bajase. O al menos lo intentó porque Kevin, al sentir el contacto supo lo que Bruce iba a hacer y se sumergió ipso facto, adelantándose a mí.


Traté de seguirle poniendo todas mis fuerzas en las brazadas pero me costó sobremanera estar a dos pasos por detrás suya. Yo era una neófita, tenía la fuerza, pero él tenía la experiencia.


Al igual que Bruce, quién se apresuró a adelantarnos en dos segundos, haciéndonos un pequeño gesto de burla, un levantar de cejas, que nos indicaba que nos echaba una carrera hacia quién sabe dónde. Vaya, iba a decir “dios sabe dónde” pero al parecer no me gusta mentar a Dios en vano…. A Kevin le acaba de dar la risa al leer esto, él nunca ha creído en Dios tal como lo pintan los humanos devotos. Y dice que efectivamente, antes era peor, en su época eran mucho más religiosos… pero cuando le pregunto cómo piensa que es dios me cambia de tema y me dice que ya me lo dirá otro día…


¡A saber por qué será!


Y dicho lo de antes, Bruce se metió como una flecha en aquel pasadizo secreto por el que había pasado yo antes, mientras Kevin rodaba los ojos y pasaba de la carrera, flotando perezosamente y luego nadando de un lado para otro, como si fuese un pez.


Pero no pudo estar mucho tiempo así porque yo también salí disparada como una flecha por el túnel, suplicándole con la mirada que se uniese.


Así que no tuvo más remedio que seguirnos.


Y entonces, para mi sorpresa, fue él quien ganó la carrera. Le costó un poco adelantar al competitivo de nuestro hermano pero lo logró…hermano…ahora son todos hermanos para mí. Y hermanos de verdad, porque no podemos ser hermanos de…”sangre”


Uch, sangre. Hasta escribir esa palabra me da sed. Pensar en la sangre roja, dulce, fresca y deliciosa deslizándose por mi lengua y dándome tanto placer…me estremezco sólo de pensarlo. Fresca y cálida, limpia y deliciosa, corriendo. Sintiendo el pulso cálido de un corazón, como bombea la sangre en un humano… esto sólo lo he visto en unas pocas humanas, al nacer, pero no lo he olvidado. Ni lo olvidaré.


En el agua me dio un poco de sed, y más cuando atravesamos el túnel y pudimos ver lo que había fuera…aluciné en colores…¿un arrecife de coral? ¡Pero dios santo, si aquello prácticamente era un país en el agua! Con sus cuevas, con su flora, con sus criaturas marinas…criaturas marinas que estaba segura de no haber visto jamás… me bastó echarle un vistazo hacia arriba para darme cuenta de que estábamos muy por debajo del mar, tanto que incluso habíamos superado la típica oscuridad que se le suele venir a un humano encima al pasar los treinta metro de profundidad…


Estaba segura de que no habría sirenas…sino los chicos no me habrían traído hasta allí…¿o quizás sí? A alguno le habría encantado ver cómo me peleaba con alguna, sobre todo Kevin porque él es el único que sabe, además de mí, que Katherine las odia con toda su alma, y que las mismas sirenas la odian también a ella, con más odio todavía…


Pero tuve que menear la cabeza al pensar en esa posibilidad… ¿Cómo demonios iba a haber sirenas? Vale, sí, es cierto, yo misma era un vampiro, pero… no todas las leyendas podían ser ciertas… ¿o quizá sí?


Por si acaso me puse a explorar, mientras Kevin se vanagloriaba de su victoria en la carrera y trataba de no hacer caso a nuestro hermano.






Luego los dos me siguieron, y me guiaron, enseñándome cada coral, cada pez, cada recoveco…parecía que estuviésemos bailando. Pero esta vez de forma graciosa, no elegante. Simplemente nos movíamos de manera sincronizada…


Entonces me fijé en una flor muy curiosa. Una flor solitaria que habitaba tristona y hermosa algo alejada de la zona en la que estábamos justo en ese momento, flotando hacia arriba, como si quisiese flotar hacia arriba y salir hacia la superficie. ¡Aunque la verdad, tendría mucho camino por recorrer!


Nadé hacia aquella flor y floté alrededor de ella, como si estuviese acechando a mi presa. Bruce se partió la caja al verme en esa actitud. Por supuesto Kevin le dio una galleta después de eso. En parte para defenderme y en parte para provocarlo. Pero no se estaba burlando de mí, simplemente le hacía gracia aquello. Y por eso mismo Kevin sabía que le molestaría más y le sacaría un poquito los dientes. En un rincón de mi mente no pude evitar pensar que tendría que probar aquello de vez en cuando. Parece bastante divertido.


Por otra parte seguí mirando aquella flor. Alargué una mano para tocarla y de hecho lo hice, acariciándole un pétalo con suavidad y con extremo cuidado. Entonces pegué un respingo para atrás en cuando vi que la flor se iluminaba de una forma muy extraña ante el contacto, haciendo que unas extrañas lucecitas de colores se extendiesen por mi mano. Bruce se acercó hacia mí, tras haberle sacar los dientes a su hermano durante un buen rato, para mirar la flor y decirme algo. Suerte que pude leerle los labios.


De esa guisa me dijo que aquella flor era una luna de mar, una flor nocturna que al contacto hace aparecer pequeñas pesquisas del poder de quién la toca. Del poder floreciente. Él me lo mostró tocando él mismo la flor. Entonces unas luces rojas, amarillas y azules se extendieron por su mano y luego por su pelo, para huir luego hacia arriba, hacia la zona de la supuesta oscuridad. Oscuridad que para mí no existía.


Lo miré alucinada. Entonces Bruce me explicó que para los vampiros que poseen un don se les muestra a sí, para un humano siempre se ilumina. Y para los vampiros (y humanos o cualquier otra criatura de la Tierra) que no poseyese un “don” no le hacía nada…


Traté de cogerla, pero era imposible. Pero por favor……¿qué raíces sujetarían a una flor tan diminuta? Diminuta para mi fuerza. Pero Bruce me explicó que aquellas flores no se podían coger, que ellos mismos lo habían intentado…sin resultado alguno… además, aquella flor les había hecho tropezar una vez.


Así que no tuve más remedio que desistir, pero me dio pena. ¡Era una flor tan bonita! Buce no pudo evitar rodar los ojos, divertido.


Eran cosas de chicas, por supuesto, era lo que se leía en su mirada. Entonces me alejé de la flor, siguiendo a Kevin, para echar otra carrera…cuando de repente volví a sentir aquella punzada, la de la sed. Los chicos se miraron entre ellos y me hicieron seguirles hasta fuera, para llevarme “otra vez” de caza. Eso me pasa, casi siempre tengo sed, pero el ardor de verdad, el momento en el que la garganta me arde de veras… siempre regresa a las pocas horas de haberme alimentando. Suerte que en nuestra casa teníamos una más que excelente reserva de sangre, tanto animal como humana.


Pero aquella noche cazamos, simplemente por diversión, y porque no había nadie…


Dimos una rápida carrera para salir del agua, y cuándo ya nos habíamos marchado de allí, empapados, para ir de caza yo les pregunté.


-¿Y esos Vulturis…de verás son tan corruptos cómo decís? Aún no me puedo creer que para nosotros haya policías corruptos.


-Corruptos sí, pero no poderosos-me explicó Kevin, olfateando en busca de algún olor interesante.-Al menos no para nosotros, que en cualquier momento podríamos aniquilarnos.


-¿Pero entonces por qué demonios…?-¡Vaya hombre, me leyeron la mente al punto! Bruce replicó.


-Porque no queremos salir en la prensa. Ni yo. Ya tengo bastantes admiradoras detrás como para que encima me vengan más.


-Para eso están…para evitar que salgamos a la luz y que nos molesten…


Me estremecí. Visto de ese modo parecía lógico. Completamente lógico. No sería justo que todo el mundo supiese de nosotros. Nos molestarían a menudo, o quizás nos podría pasar algo peor… no, mejor estábamos cómo estábamos. Pero a mí me daba que los Vulturis no me caerían bien, o al menos alguno de ello. Eso pensaba mientras captaba un olor interesante. Entonces desenchufé el cerebro, era la hora de cazar. Salí corriendo tras el desgraciado tigre que se había quedado frito encima de un árbol quién apenas tuvo tiempo para escapar. Fui tan rápida que ya tenía su sangre en mi boca nada más saltar. Ésta fue una presa un poco aburrida, la verdad.


Pero al menos la sangre estaba deliciosa. Lo bastante deliciosa para aliviar mi sed. Aliviarla…durante unos pocos segundos porque en cuanto solté el cadáver ya sentí como la garganta me quemaba otra vez. Los muchachos me miraron riéndose por lo bajo al ver mi expresión ceñuda.


-Pero vamos a ver. ¿Se puede saber cuándo demonios se me va a suavizar esto? A veces tengo la sensación de que nunca tengo suficiente.


-Pues claro que nunca es suficiente, y menos para vampiros de tu edad, Paula-Dijo Bruce mientras corríamos en busca de otra presa despistada. O alerta. Estaba dispuesta a lanzarme encima del primer olor que pillase, con tal de crear un poco más de juego con mi presa. Divertirme un poco con ella antes de zampármela.


-¿A vosotros cuándo se os suavizó?


-A mí…a los tres años, a Bruce a los cinco.


-¡Mentira, a mí al primer año, como a todos los neófitos! Pero tú estabas medio loco por aquella época.-protestó éste, frunciendo el ceño.


-Cierto. Por aquella época la furia me dominaba, una emoción que era literalmente tan comparable como la sed. Lo que la multiplicaba así que era lógico.-Eso es algo admirable en Kevin: no es nada orgulloso, para ningún detalle de la existencia, sea o no importante. Admite sus errores de inmediato.


Aunque sea para recrearse en ellos.


-Sí…tendrías que haberlo visto, Paula, estaba completamente insoportable. No lo aguantaba nadie, ni siquiera Madame Giselle.


-Ella era la única que me comprendía. Así que por favor dejemos el tema por un rato. Me está entrando sed a mí también.


Bruce meneó la cabeza, resignado.


-Está bien. –entonces salió corriendo sin que nosotros nos diésemos cuenta a por otra presa, ésta vez un jabalí que dormía también. Lo supimos por el olor que nos llegó de inmediato y por lo gemidos del jabalí al ser “asesinado”


En cuanto me di cuenta me acerqué hacia allí y protesté. Carajo, ¿por qué no me había avisado? ¡Cuánto odiaba que hiciese eso! Hacía que me entrara más sed. Más sed y unas ganas tremendas de enseñarle los dientes.


Pero ésta vez había sido bueno. En cuanto me vio acercarme y gemir de protesta alzó la vista, mientras se alimentaba, y de la mano, tras la espalda del jabalí, se sacó un estupendo ciervo macho que me lanzó de inmediato. Vivo encima. Lo cogí al vuelo y acabé con él de inmediato. Dios santo…qué rápido era a la hora de cazar… en aquel momento deseé aprender a cazar de esa forma tan rápida…


Éste no estaba tan bueno como el tigre, y era muy normal, porque los ciervos son herbívoros, y los herbívoros no se parecen tanto a los seres humanos como los tigres. Aaaaaaah, en estos momentos se me acaba de ocurrir una cosa. Quizás… a lo mejor sería una idea factible, y mucho más comprensible que la de cazar animales. Me pregunto qué pasaría si nos pusiésemos a cazar monos, gorilas….éstos animales son los que más se acercan a la especie humana, así que tal vez sea su olor el que más se acerque al de…mejor ni lo menciono, porque en cuánto pienso en ello o lo escribo me arde la garganta, y eso que de vez en cuando puedo beber un poco, en una copa…como postre…dios, se me hace una mueca. La sangre humana no debería ser sólo un postre…menos mal que mi familia no es precisamente vegetariana… aunque tal vez podríamos acercarnos más a eso, tal vez resistiríamos mejor el aroma de la sangre humana si nos alimentásemos de monos.


Tendría que preguntárselo a los muchachos a ver qué opinan…aunque me parece que ya tengo una idea de la opinión de Kevin sobre el asunto…porque acaba de mirar lo que escribo por encima de mi hombro y se ha comenzado a reír como un loco ante mi idea. Creo que voy a preguntarle por qué le parece tan ridícula la idea…






Ya estoy aquí. Me parece que ya entiendo el por qué. Los vampiros somos criaturas elegantes, inteligentes, superiores, así qué, ¿cómo nos vamos a dedicar a cazar bichejos de ésos cuándo podemos cazar algo mejor? Porque, además, la sangre de los monos tiene un matiz todavía…demasiado animal…además, según Kevin, se notaría demasiado, y ellos no quieren que nos hagamos notar… entonces mejor que me olvide de la idea de matar monos porque la garganta me está ardiendo de nuevo y Kevin me está mirando fijamente ahora mismo, mientras rueda los ojos, conociéndome de sobra.


Y tal como dije antes, en cuanto me acabé el ciervo lo tiré al árbol más cercano como si fuese una pelota y salí corriendo a por algo más, segura de que los muchachos seguirían mí rastro. Y de hecho lo hicieron, pude oír sus pasos al viento mientras corría buscando algún otro olor interesante…


Y al fin encontré algo…algo interesante… ¡un oso! Un oso que estaba dormido pero que despierto la armaría buena. Así que me acerqué a él y me agaché a su lado. Le zarandeé un poquito en el hombro para despertarlo, y de hecho no tardó en despertarse, quizá más por mi contacto frío que por otra cosa. Me miró durante unos instantes, sacudiéndose el sueño, y luego, tras aclararse las “ideas” me vio, y como yo ya esperaba, se levanto y me rugió. Sonreí y canturreando bajito me levanté también, preparándome para saltar. Podía sentir como mis ojos rojos refulgían por la sed que aún sentía.


Y entonces, antes de que diese el primer zarpazo, yo ya me había abalanzado sobre él. Luchó, pegó zarpazos a mansalva y trató de morderme, pero nada servía contra mi piel. Eran como los zarpazos de un gatito pequeñito. Le pegué algunas patadas, le di alguna galleta, giré a su alrededor dejando que tratase de luchar un poco y luego, sin poder aguantar más me abalancé sobre él para clavarle los dientes en el cuello. Uff, menos mal…aquella sangre alivió la ardiente sed que me consumía la garganta, cálida y deliciosa. Al menos espero que dure un día, porque aunque la sangre que me dio el oso fue suficiente para aguantar el resto de la noche sin pensar en la sed ni en la sangre, ahora, la verdad… siento como me vuelve, antes de que termine de escribir esto ya me habrá vuelto la sed ardiente del todo. Tendré que tomarme una copa que me ayude a pasar un rato, a aguantarme la sed hasta la noche.


Los muchachos llegaron media hora antes de que acabase con mi presa y se sonrieron el uno al otro ante mi lucha con el oso. A Kevin se le pusieron los ojos oscuros, volvía a tener sed. Bruce aguantaría un poco más, ya que acababa de alimentarse.


Me acerqué hacia ellos en cuanto acabé con el oso, tirando el cadáver muy lejos, tan al fondo de la cueva que de seguro nadie podría encontrarlo.


Aunque tampoco es que importase mucho porque por aquella zona no solía venir prácticamente ningún ser humano, ni siquiera cazadores. Cazadores con pistolas. Kevin las llama “las pistolitas de juguete”.






-Qué conste, que te perdonamos ésta vez porque eres muy joven, pero que sepas que en cuanto cumplas el año que sepas que vas a tener que compartir moles como ésa.


-De…acuerdo-dije, no muy convencida. Y cuando digo no muy convencida, quise decir que no con muchas ganas. Espero que la sed se me suavice al año, cuando supere mi etapa de neófita.


Kevin simplemente sonrío, sediento, nos agarró a Bruce y a mí para hacernos correr por el bosque en dirección este. Se subió a un árbol y comenzó a hacer zigzag, como una ardilla. Yo hice casi lo mismo, siguiéndole, preguntándome a dónde demonios iría, porque la verdad, por aquella zona no habíamos ido nunca, y Bruce me seguía a mí, con cara de saber adónde íbamos.


Y entonces llegamos, mientras Kevin se cargaba rápidamente a un conejo y a una pequeña hiena yo me bajé del árbol, apartando los arbusto de en medio y contemplando lo que se extendía ante mí. Estábamos muy cerca de la ciudad. Es más, estábamos justo al lado… Pero aquella era una zona marginal, abandonada aún cuando estaba extrañamente limpia. Me subí a un árbol, para observarla mejor. Era algo increíble, desde arriba el árbol me daba una vista preciosa de la ciudad. Con sus luces nocturnas, su ruido urbano, sus edificios enormes… casi parecía New York. Me entraron ganas de correr hacia allí para observar la ciudad mejor. Pero los muchachos me lo impidieron.


-No, ya sabes que no es buena idea ir a la ciudad. Al menos hasta que cumplas algunos meses.


-¿Cuánto? Hice un puchero, algo disgustada.


-Hasta que aprendas a controlarte de veras.


-Ya sé controlarme.


-Tú sí, pero tu sed…


Ya, en eso tenía razón. Yo solía alimentarme bastante, tal vez incluso para un vampiro normal. Vamos a ver, hagamos la cuenta, me zampé un tigre, un ciervo y un oso…y eso para un neófito…. De todos modos seguía teniendo muchas ganas de ir a la ciudad, pero decidí hacerles caso a los muchachos. Hay que ser una persona sensata, no queremos meternos en líos con los Vulturis…


Así que me resigné a admirar la ciudad desde luego, canturreando algo sobre la ciudad, una pequeña canción improvisada que decía lo siguiente.






Pequeña ciudad dormida,


De los sueños y los placeres


Viviendo sumida en un sueño


Lleno de vida y sueños cumplidos


De amor y secretos


Loca utopía que jamás cumple


Sus promesas…


Espera al sol del atardecer


O al sol del amanecer


Para despertar


Para llenarte de vida


O de la muerte en sueño…


Viviendo una vida…


Hermosa o feliz


Triste o alegre


Llena de secretos indescifrables,


De vidas enredadas


En un delicado tejido…










Entonces los muchachos se subieron al mismo árbol en el que yo estaba, poniéndose cada uno a un lado mía, sonriente y con ganas de cantar también. Cantar a la noche…o mejor dicho al amanecer porque dentro de poco amanecería. Ya vería como las estrellas estaban desapareciendo y cómo el cielo se aclaraba un poco. Fue Kevin el que comenzó.










De satén


De seda o de lo más delicado


Que provenga de Oriente próximo…


Un tejido que se mueve y se retuerce


Que reúne todas las cualidades


Necesarias para salir adelante


O para dar dos pasos hacia atrás…






Bruce le interrumpió, como casi siempre solía hacer.






Dos, tres, cuatros, cinco, seis, siete, ocho, nueve…


Nueve, ocho, siete, seis, cinco, cuatro, tres dos….


Los que son necesarios para hacer todas las barbaridades


Y locuras


Que rodean nuestra querida ciudad llena de presagios buenos


Y felices


Necesarios para vivir, para soñar, para vivir y… ¿ya he dicho soñar?


Porque la mayor parte de las veces sueñan


Porque la vida es sueño


Y los sueños, sueños son,


Tal como lo dijo Calderón de la Barca


Sueños que algún día se acaban


Se acaban porque los pasos necesarios para avanzar hacia delante son


Dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve…


Nueve, ocho, siete, seis, cinco, cuatro, tres, dos…






¡Ya basta! Le interrumpió Kevin.






Tus rimas no valen un ochavo


Nunca lo han valido


Ni nunca lo valdrán


¿y tú pretendes ser poeta


Cantar,


O componer una canción?


Porque es un crimen


Hablar de tan mala forma de


Una ciudad cómo ésta






Me eché a reír y les interrumpí






Una ciudad que me encantaría visitar, pero también, de paso,


Me gustaría mucho volver a casa, porque ya


Se está haciendo de día,


Y en cuánto el sol salga comenzaremos a brillar


Y el brillo será tal


Que alguien nos verá desde aquí


Alguien


Aunque esté muy lejos de aquí


Ya que estamos demasiado cerca de la ciudad.


Así que creo que…deberíamos volver a casa…










Los muchachos me miraron, callados de repente para escucharme, y asintieron sonrientes. Entonces yo pegué un salto prodigioso y corrí como el viento para volver a casa. Los muchachos me siguieron, alcanzándome a los nueve minutos, mientras el amanecer clareaba más y más…

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Veinte años después.

        Hpy es mi cumpleaños como vampira. Han pasado 20 años desde mi conversión, pero llevo 36 años en este mundo. Si fuese  humana ya tendría arrugas, alguna cana, me habría casado y tendría hijos. Y tendría un trabajo en España quizás. staría envejeciendo ya. Y encontraría la muerte dentro de pocos años.
 Pero el espejo me devuelve la imagen de una chica de 16 años, una adolescente eterna. Unos ojos rojo dorados, un pelo brillante, casi rubio cayéndome por los hombros, unos rasgos perfectos, belleza mareante y inteligencia cultivada. Mi historia sigue adelante, ahora más que nunca,y se está haciendo realidad... Y la muerte nunca me atrapará.
 Yp también he podido esquivar la muerte.
 Pocas veces pienso en la muerte.  Aquí no existe.


 Escribo esto por la mañana, Kevin se ha ido a cazar y Bruce se ha quedado con los Cullen, tiene un ausnto que tratar con el doctor.
   A lo mejor me hacen una fiesta, me la hicieron los últimos años, aunque haora me da igual.
 Sobre todo después de lo que pasó anoche. Es increíble, todavía no me lo creo, ha sido una noche...maravillosa.
  Fue algo así repentino.
-¿Sabías que mañana es tu cumpleaños?
 LLevaba días comportándose de una forma muy rara.Me miraba con ojos nuevos... Intentaba disimularlo, pero a mi no me engaña.
 En realidad, sabía muy bien que era lo que le pasaba, pero no sé por qué me negaba a admitirlo.
 Aunque me lo acabó confsando.


-Sí...ya han pasado 20 años desde que me convertiste.
-Sí..parece que fue ayer.

-¡Caramba, dentro de 500 años nos arecerá igual!¡Siemrpre será así!
-Siempre, para siempre-murmuró él....
-Demonios, Kevin, ¿qué te pasa?
Entonces de repente se acercó a mí. y me acorraló contra la pared. No me resistí. Apoyó las manos a ambos lados de mí, impidiéndome salir.
-Paula, dime la verdad, ¿qué soy para tí?
-¿A qué viene eso? 
-Por favor...-me dijo al oído-dímelo.
-Mi salvador, mi salvador y mi mejor amigo...-hice que me mirara a los ojos. 
-Pues tengo que confesarte algo...tengo que decirte lo que eres para mí.
 -Venga, ambos lo sabemos, dilo ya. ... 
 No dijo nada, simplemente estampó sus labios contra los míos...
 Era mi primer beso, un beso magnífico, dulce, muy dulce. Con una mano agarró mi contura y puso la otra en mi pelo.
  Ambos somos vampiros pero aquel beso era..ardiente de alguna forma, se fue volviendo cada vez más insitente, Kevin pasó de la cintura al muslo, colocando mi pierna alrededor de su cintura,luego hizo lo mismo con la otra mano.

 Aquello me estaba excitando muchísimo, solté un gemido exquisito y le besé con ganas, metiendo la lengua.
 Era maravilloso tenerlo así de cerca, e sentía de maravilla a su lado y no quería que aquello acabara nunca.

sábado, 7 de noviembre de 2009

28 de junio.

  Jajajaja no he podido evitarlo... Es divertido hacer intriga, incluso cuando nadie vaya a leer este diario... Y jsuto en la mejor parte, cuando más pipa me lo pasaba.
 Era maravilloso oírme a mi misma, mi voz era preciosa. No era la más hermosa de la sala pero era hermosa, eso estaba claro. Estaba segura de que era mucho más hermosa que antes, era pura música, incluso sin el acompañamiento de la música que todavñia sonaba.
 Era la gloria, sentí una armonía que nunca había sentido antes y que son embargo reconocí enseguida...
 Pero esta vez lo sentía de verdad...
 Cuando terminé los demás me miraron, y me aplaudieron.
-Bonita actuación-dijo Madame Giselle.
-No está nada mal para haber sido improvisad.  Tienes alma de poeta.
-Si, al fin encontramos que alguien que rivalice con Kevin.
-Yo no soy tan buen poeta.
-No seas  modesto hijo. Tal vez le pegaste algo cuando la mordiste.
-No, la conozco mejor que vosotros...
 Hice un par de reverencias y luego me toqué la garganta. La sed me volvía a atacar con toda su fuerza.
-Deberíamos irnos de caza otra vez.
-Menos mal que no hay humanos cerca...
 Entonces me fui con Bruce y Kevin a cazar de nuevo...
 Me llegué a cargar cuatro jabalíes...
  A la mañana siguiente pasé las historias de todo el clan al cuadernito nuevo, incluida la mía...
 Todavía sentía sed.
-¿Tienes sed?
-Como siempre....¿cuánto se me pasará esa sensación?
- Bastante, unas cuantas décadas quizás, al doctor Carlisle Cullen le costó 300 años, pero no te preocupes, tienes tiempo de sobra...
-Sí, ya... pero ...¿y el Sol?
-Eso tampoco es problema. Para entonces ya habré encontrado la forma de que podamos irnos a la Luna.
-Sí, el mejor inventor del mundo...
-Bruce, tú te callas.
-Más quisieras-El vampiro saltó a la ventana y se puso a correr por la habitación, cogiendo varias cosas.
-Pero Bruce...¿qué vas a hacer con todo eso?
-Donarlas, voy  a pasarme por Seattle.
-¿Puedo ir contigo?Quiero ver Seattle.
-Esto...creo que deberías esperar un poco... A esta hora, aunque sea un día lluvioso, hay mucha gente, y no te conviene matar a nadie a la vista de todo el mundo...
-Pero...
 Kevin puso un brazo sobre mi hombro.
-Compréndelo, después de lo que pasó...no podemos permitir que te expongas...sino los Vulturis te mataran...
-Está bien, de acuerdo, me quedo.
 Y me quedé durante todo aquel día. A decir verdad mi vida transcurría como la de una auténtica vampira, por la noche, porque por el día me la pasaba avanzando en la historia. Que no hace falta que cuente aquí porque la tengo en otros cuadernos.
 Aunque me gustaría mucho comentar varias cosas.
  Ya he empezado con la versión de la historia desde el principio. Por la leyenda. Emiliana no vivía aún... pero no faltaba mucho para que naciera...
 Pero no mucho teniendo en cuenta los años que tiene.  Ya que comienza casi casi al principio de los tiempos.
  Desde aquí, mientras escribo puedo visualizar la entrada a lo que hay tras la tercera puerta. Esta vez con claridad. También puedo visualizar el rostro de Katherine, que aunque no es tan hermosa como Pamela, si que lo es más que cualquiera de nosotr@s.
  Pero ya he empezado, y he empezado con la leyenda. Antes de nada con la de Kevin y Aíxa, a Kevin le ha encantado esa parte, y me ha ayudado a completarla.
                             Bruce volvió muy tarde, casi a la hora del crepúsculo. Traía regalos para todos de su viajecito a Seattle. Mejor dicho, libros y algo de ropa nueva para todos.
 A mí me trajo tres libros. Una de vampiros, despertar, El siglo de Las luces, (para que me culturice un poco, que ya era hora) y una difícil de encontrar Los salmos del arrepentimiento, una obra de...¡Cleopatra!
 Eso era lo que ponía en la portada pero era increíble...
 Pero eso lo vi cuando me pudo dar el montón de ropa que llevaba.
-Esto...Alice Cullen fue conmigo. Le hablé de ti, y quiso ayudarme a renovar tu vestuario. Aunque todo esto lo escogió ella misma.
 Vaya...si ni siquiera veía a Bruce debajo de aquel  montón.
-No hizo falta que le hablase de ti. En cuanto que me crucé con ella y le dije adónde iba quiso venir conmigo. Ella ya lo supo todo de tí a través de nosotros...
-¡No me digas que ve el futuro!
-Pues sí, así es, y luego vendrá con su hermana Rosalie y con Annete, Jacqueline y Giselle para ayudarte con tu armario. Dice que para que alguien de aquí sepa vestirse al menos.

-Ah, entonces soy una Barbie-dije, divertida.
-Pues sí, eres una Barbie de ojos rojos.
 Entonces llamaron a la puerta.
-Son ellas. Nosotros nos vamos.
 Dejé la ropa en el piso de arriba mientras los chicos se iban a casa de los Cullen. Entonces bajé a a abrir la puerta.
 Estaban las mujeres del clan Denwonts, y Alice Cullen, con su hermanan Rosalie Hale.
 No puede haber más diferencia entre ambas. Mientras que Alice es bajita, de pelo negro y corto y parecía un hermoso duendecillo Rosalie parecía un ángel celestial.  Era tan hermosa, o más que Kevin. Su belleza  deslumbraba. Su pelo rubio y largo brillaba al sol del crepúsculo y sus rasgos eran absolutamente...perfectos.
 Todas me saludaron calurosamente.
-Tú debes de ser Paula, ´¿no? Yo soy Alice, y ésta es mi hermana Rosalie. A las demás supongo que las conocerás ya.
-Sí, encantada de conoceros.
 Estuvimos charlando un rato, hasta que Alice me empujó al piso de arriba.
-¡Vamos, te enseñaré a usar tu armario! Al menos que alguien de aquí vista bien.
 Me dejé arrastrar, y las demás nos siguieron.
-¡Oye, Alice, que yo visto mejor que tú!
-¡PFF! Más quisieras, Anette.
 La vampira se puso a rebuscar entre la ropa nueva y cogió un vestido de noche de corte diagonal.
-¡Ponte ésto!
 La obedecí sin rechistar.
 Al final me obligaría a llevar vestidos como ése como ropa de diario. La verdad es que precisamente era precioso, y me daba un aire muy sexy(comentario de Harry)
 Pero me hizo porbármelo todo, absolutamente todo.´
-Todo te queda bien...
-No, no, a nadie le queda todo bien.¡Ni siquiera a tí! Tendría que haber venido conmigo, pero con los neófitos nunca se sabe... 


Me tiró otra prenda.
Estuvimos un buen rato con la ropa, y al finalk quedaron diez conjuntos rechazados. Pocos comparados con los que me quedé.
 -¿Y ahora qúé? Porque a ninguna nos hace falta una sesion de limpieza de cutis.
-Ahora ésto. Anette me peinó el pelo con la mano. Y me condujo hasta mi nuevo tocador.
-¿A qué te refieres?
-Su pelo, ¿no ves esto? a casi ningún vampiro le sale. Si hacemos esto, y esto, podemos hacer que su pelo quede así...
 Mientras hablaba peinaba mi pelo,lo moldeaba, lo arañaba y le echaba un producto que sacó de la bolsita que sacó de su cintura.
-Anette, ¿qué demonios es éso?
-Ahora lo veras, Paula, ya lo verás. Es un invento mío, hecho con la savia del árbol más extraño y hermoso de Chile.
 El efecto fue fabuloso. Mi pelo castaño claro parecía eternamente iluminado. Es un efecto precioso.
-Y eso no se quita. A ojos humanos se ve de un rubio...un poco extraño pero los magos lo ven como es.
 Me giré sorprendida.
-¿Los magos?
 La vampira sonrió enigmáticamente.
-No somos las
 únicas criaturas mitológicas que existen, querida mía...
 Me entró una enorme alegría al escuchar aquello. Y me levanté.
-Pues bien, creo que perfecta está. Venga, baja para que te vean los chicos.
-Sí, ya verás la cara que pone Henry...
-Te olvidas de...
-¡Venga ya, viejas cotorras!-dijo Rosalie, empujándome suavemente.
 Bajamos volvimos a casa de los Denwonts. Allí estaban ello, con otro vampiro que supuse que sería Carlisle Cullen, pues era tal como me lo habian  descrito, transmitiendo confianza con su sola presencia
Todos nos saludaron, los Cullen nos miraron con curiosidad.
-¿Ah, ésta es la nueva?-dijo el doctor Carlisle.
-Sí, es ella. Paula, éste es el doctor Carlisle Cullen...el patriarca del clan Cullen. Señor Culle, ésta es la"nueva" Paula.
-Encantada de conocerle, doctor Cullen-dije estrechándole la mano.
-Lo mismo digo señorita....
-Denwonts,por el momento me apellido Denwonts.
-Muy bien. Denwonts, y lo mismo digo por supuesto...
-No creí que le fuera a conocer...
-Ya, supongo que te acordarás de los libros que han salido sobreo nosotros...
-No, pues la verdad es que no recuerdo absolutamente nada de mi vida anterior, ellos me lo contaron.
-Sí, tú me djiste que te habías leído aquellos libros enteros...
-Pues dentro de poco no recordarás nada de aquellos días, así que si quieres acordarte te tocará leerlos otra vez. Eres muy joven, ay...-suspiró.
-¿Y cuántos años tiene usted?
-366
-Sois todos unos viejales.
-Mira quien fue a hablar.
 ENtonces me llegó un olor extraño, hizo que me picara la gargante pero no demasiado...era parecido al aroma humano pero estaba mezclado por el dulce aroma vampírico.
 Entonces apareció.  Una niñita que debía tener 10 años entró acompañada de una vampira de pelo largo y castaño, que nos saludó.
 Bruce me miró con cautela, Kevin estaba a punto de echarse a reír, pero yo me rasqué la garganta, aunque tampoco es que estuviese muerta de sed. Todavía, acababa de cazar.

-Hola, Reneesme.
- Hola, abuelito.




.................................................





 Habíamos estado hablando un buen rato allí, y tras varias veces que Rosalie, Bella, (la que acompañaba a la niña) y alguno más me mirar con cautela se relajaron, seguros de que me controlaría.

 No lo veía difícil, aquella niña olía más a vampiro que a humano.

  Entonces la niña sintió curiosidad, y se acerćo a mí, para decirme algo, y para eso usó su don. Me dijeron que no solía hablar.
 Entonces colocó una mano en mi mejilla.
  Me lo habían dicho pero aún así me pegué un susto de muerte cuando aquella imagen saltó a mi cabeza. Me contaba algo, pero no logré enterarme de lo que decía, lo que veía, porque se desvaneció de repente.... 
...y apareció otra imagen, una imagen tan fuerte que me hizo dar un respingo. Sentí como si subiese hacia mí una auténtica oleada de poder, era como si hubiese estado ahí y saliese de repente, escapase con toda su fuerza...
 La niña se sorprendió sobremanera, pero no apartó la mano. Al contrario, la apretó con más insistencia para averiguar que era aquello.
 Yo sin embargo ya lo sabía.
  Una escena que se convirtió en una imagen de ensueño dorado, una odisea imposible que me abrió los ojos ante aquel principio que me acechaba desde siempre.
 Luego la niña apartó la mano, y la imagen se fue desvaneciendo bastante lentamente.
 Y cuando lo hizo me sentí cansada. Sueño por descontado, pero estaba bastante cansada.
 Todos me miraban con sorpresa.
-¿Qué...ha sido eso?
-Eso, ¿qué has visto? Reneesme, ¿puedes enseñármelo?
 La pequeña Reneesme corrió hacia su abuelo y se lo enseñó. El doctor Carlisle se soprendió, y mucho, pero luego puso cara de entendimiento. Muy propia de los médicos.
-Reneesme,¿puedes enseñármelo a mí? Tengo curiosidad.
-Ejem, ¿y a mí quién me lo pregunta?
-Es que por la cara que ha puesto nos ha dado la sensación de que es algo que mejor que se vea.
 Y la pequeña volvió a abrir las imágenes.
 Y ahora Kevin intercambió otra mirada de entendido con el doctor Carlisle.
 -¿Sabes, Paula, que probablemente hayamos encontrado tu don?
-¿Qué, ya? No es la primera vez que esto aparece en mi cabeza, estoy segura. De humana también, pero...
-No con esa terrorífica claridad.
-En eso tienes razón-admití- Era cierto
 , era como si algo que estuviese esperando años para salir decidiese que...
 -Si es que lo sabía. Desde la primera vez que te vi lo supe, supe que tenías un don, algo especial. Todo en tí me lo decía, tu mirada, tu torpeza, todo...
-Pero aunque no sabemos aún que es, seguro que te va a llevar bastante tiempo dominarlo.
-Bueno, aún así, sí vienen los Vulturis me mantendré cerquita de Bella.
 Bella sonrió.
-Estoy deseando ver la cara que pondrá Jane.
-Santo dios, Bella, cada día te pareces más  a Emmet. ¿Tanta manía le tienes?
-No lo sabes tú bien--le enseñó los dientes, como una tigresa a punto de atacar, y Anette retrocedió. Y o me eché a reír.
-Pues yo creo que si Bella, Jane y Paula se unieran dominarían el mundo en sólo tres días.
-No le des tanto calibre. No tenemos claro lo que es y cómo me vuelvas a poner con Jane ya sabes lo que te espera.
-Muy bien-con su candor de siempre nos dió besitos al aire aa cada uno, para demostrar que sería buena.
 -Lo que está claro es que es algo bastante poderoso. Intenta perfeccionarlo, Paula, y cuánto antes.

 Sí, ahora me estoy haciendo a la idea de que tengo un don, desde que Reneesme me tocó la mejilla me siento distinta. La magia de esa niña ha despertado mi...magia.
 Desde entonces puedo evocar aquella imagen, incluso he avanzado un poco más allá, sé que puedo avanzar pero tendo que practicar bastante, a cada rato me cansa.
 Espero que cuando se reduzca esta necesidad de sangre que tengo a cada rato, para poder concentrarme mejor en esto.



  Entonces tuve que irme. El cansancio me había dado bastante sed otra vez. Y mientras salía, escuché la voz de Carlisle:
-No sé lo que habrá hecho o cómo era antes, pero tiene un comportamiento bastante civilado. No como el de Bella, pero no está nada mal. Aprendería bastante rápido sí...
-¡Lo he oído!
-¡Lo sé!-dijo el doctor cansinamente. Entonces gritó, ¡Espera!
 Estaba corriendo y me tuve que parar. Había ido tan rápido a causa de la sed que sin darme cuenta me había metido en territorio quileutte.Puaj, que asco, no tardó ni dos segundo en llegarme la peste a perro.
 ¡Y mira por dónde, vino un perrito!
 Un cachorrito gris de más de dos metros, que me gruñó al verme y se agazapó dispuesto a atacarme. Luego vino otro perrito e hizo exactamente lo mismo.
 Yo no iba a ser menos. Lancé un hermoso gruñido salvaje y me preparé, deseando que cargaran.
 Y atacaron.
 Era bastante divertido luchar contra aquellos cachorritos, a pesar de que su peste me quemaba la nariz. Esquivarlos, saltar hacer acrobacias, correr, ¡era cómo bailar!
 Demasiado rápido. Tenía que correr mucho y ellos apenas me tocaron.
 Eran tan malos que tenía que hacer era bailar y reírme de ellos.
 El combate acabó con la intervención de Carlisle, Bruce y Anette y tres cortes para cada uno, cortesía de la casa.Me gané dos  cortes en un brazo. No dolía, era una sensación bastante rara, como una puerta que se abre y se cierra, se curó enseguida, en una hora no había nada. Lo mismo les pasó a los cachorritos, que tomaron forma humana y me miraron indignados, muy indignados. Eran dos chicos quileutte,un chico y una chica.
-¿Pero quién puñetas es esta nueva chupasangres que se cree con derecho a entrar en nuestro territoria?
-¡Puaj, más escoria!
 Bruce le ehcó una mala mirada, Carlisle también, pero a mí me dió igual. Volví  a echar lacabeza para atrás, muerta de sed. Y di la vuelta buscando...sangre.
-¡Eh, tú!-Kevin se apresuró a seguirme. No me dejarían sola hasta que aprendiera a controlarme de verdad.

lunes, 5 de octubre de 2009

27 de junio.

 Ns hemos pasado toda la noche cazando.  Los chicos no es que tuviesen demasiada sed, pero  me siguieron, probablemente para que no perdiese el controly corriese hacia la ciudad dormida.
 Me cargué tres ciervos. cuatro jabalíes, y dos conejos. Ellos se cargaron seis. pumas, dos tigres, y un jabalí.
- A este paso acabaremos con la población americana de pumas.
-¿Y me lo dices a mí?¡Tú te has cargado cuatro!
-Ya, pero yo no seré el responsable...Paula,¿Sigues con sed o volvemos a casa?
 Me terminé de jalar el conejo con el que todavía no había terminado y dije:
-¡Un minuto!-Me sentía llena, pero aún así tenía sed todavía.-Ya está-tiré el conejo y me subí a un árbol.
 Nos habíamos pasado toda la noche corriendo por el bosque tras todos esos bichos malolientes, pero aún no había amanecido.
   Se sentía una extraña y agradable euforia al correr, íbamos muy rápido, más que un coche de fórmula. ¡Si me despistaba quien sabe dónde podría ir a parar!
 -Creo que deberíamos volver. Estás hecha una facha. Me refiero a tu ropa.
-Tú también.
-¿Yo?¡mírame, estoy impecable!, dijo quitándose la arruga que tenía en la camisa.
  Volvimos corriendo, llegamos a casa en menos de diez segundos.
 Ya era de día, por lo que cada uno nos dedicamos a cosas distintas. Bruce se dedicó a leer una nueva novela de Dickens que a saber de dónde habrá salido. Kevin se puso a terminar de...se me olvidaba deciros que Kevin es inventor,le encanta construir extraños aparatejos que superen toda clase de cosas...pero nunca quiere decirnos para qué sirven...Bruce  dijo aquel día que el que estaba construyendo iba  a servir para crear mosquitos licántropos que se dedicarían a chupar de los Vulturis  y que luego explotarían destruyendo la casa de Chuck Norris. (dice que se parte la caja con las chorradas que pone en la frikipedia)
 Yo saqué mis cuadernos nuevos y me pasé el resto del día sacando información sobre los `pderes. Mejor dicho, recordando el saber de los habitantes de la tercera puerta...
 Esto es ahora muy distinto a como era antes, muy distinto.Mi historia, eso es lo único que se vino conmigo a esta vida. Y ahora está cambiando, cada vez está más fuerte. Aquellas imágenes se aparecen en mi cabeza como si fuesen recuerdos,son más fuertes que mis recuerdos humanos, y esoty empezando a avanzar con rapidez.
  Avancé bastante, pero aquello me llevó casi todo el día, ya que son muchos...y complicados...según quienes lo hagan.
 Al final del día  m
e senté en el salón para charlar un rato con los chicos.
-¿Estáis  fumando hachís?
-¿Quieres?
-Es malo para la salud.
-Tirarse desde 4 kilómetros de altura también lo es.
-Y desde 8.
-El doctor Carlisle hizo eso y más... No tienes ni idea de todas las locuras que hizo cvando se convirtió en uno de los nuestros.
-¿El doctor Carlisle?¿Por qué me suena ese nombre?-intenté atisbar entre las nebulosas de mi memoria, aquel nombre me sonaba, y más estando allí, en América...


-¿No recuerdas la historia tan famosa de Crepúsculo? Aquella historia  que pretende recreas nuestro mundo..
-No, para nada, aunque reconozco que me suena.
 Y me contaron la historia. Además, me enseñaron los libros y la película que había salido, Twilight, la segunda saldría en Noviembre.
-¡Ah, se nos olvidó advertirte! Ten cuidado no te adentres en la reserva de los makah, o peor aún, en la de los quileute.
-Noi me digáis que hay hombres lobo.
-Sí, y te aseguramos que echan una peste...
-Y son peligrosos, muy peligrosos...No te acerques a ellos.
-¿Alguna vez os peleasteis con ellos?
-Sí, Kevin se peleó con ellos en 1949.
 Kevin suspiró.
-Fue algo muy desagradable, esos chuchos por poco nos matan.
-Sobre todo a ti, Kevin, eres malísimo luchando.
-No es que sea malo, es que no me gusta luchar. Tú eres un bruto.
-Muajajaja, que gracioso.Paula, éste salió por patas.
-¿Que queíras que hiciera si aquel...?
 ¡Otra vez discutiendo! Siempre son de cachondeo, pero se repite a menudo. Son como hermanos, discuten tanto como lo harían ellos...


 Al cabo de un rato escuchamos unas pisadas fuera.
-¡Vaya, parece que han regresado de cazar!
-Vamos, Paula, te los presentaremos..
 Salí con ellos a la casa de nuestros vecinos. Entramos en el salón y allí estaban... todos ellos, allí reunidos.
 Al entrar volvieron la cabeza hacia nosotros.
-¿Es ésa la neófita de la que nos hablaste, Madame Giselle?

-Sí, es ella. Chicos, os presento a Paula. Paula, éstos son Annete, Harry, Jerry, Sam y Jacqueline.
-Encantada de conoceros, chicos.
-Lo mismo digo, desde luego...-dijo Harry, besádome la mano como un buen caballero. -Estamos encantados de tener a nuestro lado a una joven tan...encantadora.
 Sonreí  educadamente, halagada. Últimamente me lo decían a menudo.
-Siéntate, y conozcámonos mejor.
 Nos sentamos y hablamos de nuestras historias, que he pasado a un librito de tapa roja. Que por cierto, la cubierta estaba coloreada de sangre. Sangre y unas luces doradas que se iluminan sobremanera en la oscuridad.
 Por supuesto no faltó la copa de sangre para cada uno. Casi todos eran de sangre humana, el mío también, menos el de Anette y el de Kevin, que intentaba probar totalmente la dieta vegetariana.


-¿De veras crees que vas a poder aguantar, Kevin?
-Si el doctor Carlisle puede, ¿por qué voy a ser menos? De los Cullen digo lo mismo, sobre todo de Bella.
-Pero tendrás que esperar tropecientos años...
-Bueno, tengo tiempo de sobra...
-¿Y tú que sabes? Te lo he dicho miles de veces, en cualquier momento pueden venir a por nosotros los Vulturis. Y más ahora.-dijo mirándome.
-Más quisieras, pero Bruce hizo un buen trabajo.
-Pero ese don se anula con un terremoto.
-¿Cuándo fue la última vez que hubo un terremoto en España?
-Exactamente hace 10621 años-dijo alegremente Madame Giselle.-Y es poco probable que haya otro.
-Voy a poner música-dijo Anette.
 La vampira se levantó y puso el equipo...sonó una música extrañísima.
-¿De dónde demonios has podido sacar eso, Anette?-Le preguntó Jerry.
-Tengo mis métodos.
-Pues ya puedes poner otra. Sabes que odio toda música que provenga de Francia.
-Cacho mentiroso, que sé que te gusta la música de Lady gaga.
-O sea, la moderna. La música de antes de la primera guerra de Francia es pésima.
-Tú sí que eres pésimo.
-¿De veras lo crees? .Jerry se levantó y colocó sus manos en los hombros de Anette y le enseñó los dientes.
-Hasta tus hermosos dientes son pésimos, estúpido tricentenario-entonces le besó apasionadamente. Tanto que llamó la atención.
 Bruce soltó una risita y Jacqueline carraspeó. Kevin les dijo.
-¡Que estamos en público!
 Pero ellos no les hicieron ni pajolero caso, hasta que se soltaron y se echaron a reír.
-Entonces Jerry cambió la música y Anette le espetó...
-¡Qye, tú!
 Jerry salió de la sala y salió corriendo de allí. Anette le siguió y los demás nos miramos.
-Estos no vuelven hasta mañana.
  Les miré con tal cara que Jacqueline dijo:
-Como se eres una neófita. Eres inocente en todo. Pero no te preocupes. Entre todos te ayudaremos.-me cogió del brazo y me susurró algo al oído, de lo que me enteré perfectamente, como si me lo hubiese dicho cara a cara en voz alta.
-¿Cómo, le vas a explicar que es lo que van  a hacer ellos dos? Eso lo saben hasta los humanos.
-Pero no creo que se acuerde. Yo no acordaba cuando era neófita.
-Creo que aprenderlo es mejor practicarlo, ¿no?
-La verdad es que sí, porque el sexo vampírico es distinto al humano. Es bastante más placentero.
-¿Ah, no decías que no te acordabas?
-Más quisieras tú saberlo?
-No, no quiero, ya tengo bastante con verte cazar...
  Jacqueline no le contestó, siguió susurrandome cosas al oído, hasta que me aprendí de memoria todas las artes del sexo vampírico.  Sólo le bastó decírmelo una vez.
 Pero los demás lo habían oído.
-Y sólo  te falta un ingrediente para ponerlo en práctica.
-Un compañero o el amante de turno. Aunque amantes no hay muchos...
-Pero no te preocupes, puedes pasarte 300 años sin sexo. Que no lo sentirás. Sino mira a Henry, que no se acostó con nadie en 500 años hasta que conoció a Jacqueline.
 Pasamos un rato discutiendo sobre el sexo y otros temas...hasta que sentí el impulso de ponerme a cantar. Era fuerte, no pude resistirlo. Me levanté e improvisé, mientras bailaba por todo el salón.


     Mañana será un nuevo día
  más me gusta la noche
   amo la noche y prefiero la noche
    la magia fluye,
  la noche es joven y el tiempo eterno
       la muerte se va de vacaciones
    se va para no volver
    entonces, ¿qué es lo que quedara de la nueva generación?
   de aquellas almas que necesitan redimirse...


 Volverán, volverán y no se irán
 y la profecía se cumplirá
 y la muerte será una más,
 ¿para qué morirá si ella misma es la muerte?
  Y yo digo
 que sólo es el comienzo
 el pasado y el presente se cruzan...